Carlos Ruiz Zafón escribió en una de sus obras la frase:
«No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce…»
Creo, muy sinceramente, que este es un pensamiento que todos hemos tenido alguna vez. Una de las razones por las que a veces en internet hay tantas historias desoladoras y tantos usuarios que buscan, en su refugio virtual, un lugar seguro donde expresarse y desahogarse.
Esta es la historia de Rorochan_1999, la streamer que quería ser leyenda.
¡Advertencia! En esta entrada se tratarán temas relacionados con la salud mental, la muerte y el suicidio. Los sucesos narrados a continuación están basados en una historia real, por lo que la lectura de este contenido está bajo tu propia responsabilidad. Si te consideras una persona particularmente sensible a estos temas, por favor, abstente de continuar con la lectura.
Rorochan era una joven streamer japonesa de catorce años, que vivió su adolescencia en la ciudad de Ōmihachiman, en la prefectura de Shiba. Debido a las leyes de su país apenas se tiene información personal acerca de ella y lo poco que se ha llegado a conocer es directamente de sus propias publicaciones en Twitter y más adelante en 2chan (Futaba Channel).
La mayoría de sus publicaciones en línea hacían referencia a los estudios, de acuerdo con algunos rumores se sabe que Rorochan era una de las mejores estudiantes de su escuela. Además, también parecía tener una buena relación con su madre y, pese a que se desconoce a qué se dedicaban sus padres con exactitud, se sabe que Rorochan venía de una familia con recursos y que tenía una vida cómoda. Sin embargo, el hecho de tener una buena situación económica no lo es todo.
Pese a que Rorochan pudiera ser una alumna sobresaliente y que por ello gozara de cierta fama, era en realidad una chica bastante solitaria. Incluso aun teniendo algunas amistades, Rorochan no parecía sentirse realmente cómoda con sus relaciones, ya que al parecer sus intereses en ordenadores e internet, la hacían parecer rara para el resto de chicos de su edad, haciendo que Rorochan al final se sintiera desplazada.
Es en este tipo de situaciones cuando las redes sociales se abren camino. Cuando una persona comienza a sufrir cierto grado de aislamiento social, la soledad emocional acecha. Este sentimiento no se trata exclusivamente de no tener a nadie físicamente a nuestro lado, no basta con tener muchos amigos o una buena relación en pareja, sino, de sentir que pertenecemos a algo. Puedes tener la mejor de las parejas, alguien que parece escucharte, que convive contigo o que parece interesarse por ti y aún así sentirte increíblemente solo. Cuando en nuestras relaciones más cercanas, aquellas con amigos, familia o pareja, nos sentimos incomprendidos o inseguros, es inevitable que nazca ese sentimiento de soledad en nosotros.
No basta con oír al otro cuando tenemos una conversación o nos cuenta sobre sus propios intereses, en el momento en que nuestros gustos y aficiones se perciben de una manera negativa o son irrelevantes para el resto, lo más probable es que nos sintamos insatisfechos con esa relación. Entonces buscaremos llenar esas carencias con otras relaciones, de esta manera al final, es probable que terminemos construyendo un círculo social muy amplio pero pésimo en cuanto a calidad. Si el sentimiento de soledad emocional persiste en el tiempo, poco a poco, casi sin que nos demos cuenta, nos iremos sumiendo en una profunda depresión.
Para Rorochan ese sentimiento de soledad terminó guiándola hacia las redes sociales. Donde podría, de alguna manera, refugiarse y buscar consuelo. Si bien es cierto que no se trata de un caso aislado y que, a día de hoy, muchas personas encuentran un círculo seguro en línea. La superficialidad de este tipo de relaciones parasociales no constituyen un medio sano para los individuos, hasta el punto en que realmente se podrían considerar placebos, que nos aportan la suficiente validación para afrontar nuestra soledad pero, que a duras penas son herramientas útiles para combatirla.
Llegada a este punto Rorochan comenzó a hacer streams en las plataformas Niconico (Niko Niko Dōga) y F2C, siendo esta última una plataforma que ofrecía, entre otras cosas, contenido adulto. Algo extremadamente peligroso para una chica de tan solo catorce años. Las transmisiones en vivo de Rorochan eran por lo general extrañas, basadas principalmente en hablar con el chat, tocar el piano, cantar… Siempre mostrándose fuera del plano u ocultando su rostro tras una mascara o una bolsa de papel.
La popularidad de Rorochan en F2C llegó a ser lo suficientemente alta como para considerarla una streamer bastante apreciada, siendo que algunos de sus directos eran los que más cantidad de espectadores simultáneos tenían en un día. Su comunidad era bastante activa y esto le aportaba validación para sentirse vista y apreciada.
Si bien a día de hoy, somos más conscientes del peligro de la sobre exposición en redes sociales, en 2013 estos problemas no eran tan evidentes para la sociedad. La mayoría de jóvenes sobre exponían sus problemas e inestabilidad de una forma cercana a completos desconocidos en línea. Siendo así, muchos como Rorochan terminaban por cometer imprudencias.
Debido a su popularidad en las plataformas de stream, su comunidad terminó por presentarse en el resto de sus redes. De esta forma, sus seguidores terminaron conociendo acerca de los sentimientos de soledad a los que Rorochan se enfrentaba y sus anhelos de validación, algo que ella misma expresaba afirmando que quería convertirse en una leyenda.
Antes de continuar quiero hacerte una pregunta ¿hasta dónde serías capaz de llegar con tal de ser visto?
Si bien la mayoría de adultos podríamos ser capaces de describirnos sin recurrir a nuestro oficio, estudios o en definitiva, todo aquello que sabemos hacer. En realidad este ejercicio es, para muchos, bastante complicado. Durante toda nuestra vida nos vemos obligados, de alguna manera, a encajar dentro de un modelo de comportamiento correcto. En definitiva, esta necesidad de encajar dentro del molde, nos hace sentir que nuestra validez reside exclusivamente en lo que hacemos o sabemos hacer. Nos forzamos a buscar la validación externa, adaptándonos a las expectativas que los demás crean sobre nosotros.
Al final, este comportamiento nos lleva a tomar decisiones que quedan muy alejadas de nosotros mismos, y a moldear nuestra personalidad para evitar el rechazo. El término actual «people pleaser«, que tan de moda está en redes sociales, no es más que un reflejo de la necesidad de validación externa a la que nos vemos expuestos cada día. Cuanto más nos esforzamos en reparar nuestros defectos, o insuficiencias, con recursos externos, más inconscientemente nos juzgamos de no ser dignos de existir.
Descenso al abismo.
Pasado un tiempo los directos de Rorochan se volvieron cada vez más erráticos, alentada por los comentarios de sus seguidores, su comportamiento en línea se volvió temerario.
Algunas de sus transmisiones se basaban en realizar acrobacias cada vez más peligrosas; se la podía ver correr entre el tráfico o jugar en las vías del tren. En algunas ocasiones simplemente se quedaba de pie frente a la barandilla de su balcón, mirando al cielo y después al suelo.
No es nada nuevo que gracias al anonimato que nos proporciona internet, muchas personas se dedican a dar mensajes de odio, insultando, burlándose de otros, haciendo comentarios despectivos y, en definitiva, aprovechándose de lo que ellos consideran «puntos débiles» para recibir a cambio satisfacción personal o la validación del resto. En culturas como la japonesa, donde el anonimato en línea está profundamente arraigado, este tipo de comportamiento dañino tiende a ser aún más prevalente.
Dicho anonimato daba la oportunidad a los seguidores de Rorochan de realizar comentarios cada vez más crueles e incitarla con mayor frecuencia a aumentar el grado de riesgo de sus ‘juegos’. Llegado a cierto punto, sus seguidores se aprovechaban cada vez más de la inocencia y necesidad de atención de Rorochan.
Esta situación empeoró aun más cuando en uno de sus directos, Rorochan, mostró involuntariamente parte de su cuerpo, algo que la expuso de una forma inesperada ante su audiencia. Posteriormente en otro de sus directo dejaría escapar su edad, lo que no solo era problemático debido a las normas de la plataforma de F2C ya que podía ser visto como una violación de las mismas, sino que además empeoró la relación con sus seguidores.
Aunque no hay registros que confirmen la reacción de los espectadores, se dice que tras estos hechos los ataques y el acoso recibido por Rorochan se intensificaron considerablemente, haciendo que sus seguidores la incitaran a recurrir a comportamientos aún más peligrosos en sus transmisiones posteriores.
Si bien Rorochan ya contaba con un estado emocional bastante frágil para ese momento, la vulnerabilidad y la exposición a la que se enfrentaba habían aumentado con creces, lo que hizo que su salud mental se viera gravemente afectada. Siendo así, sus transmisiones comenzaron a ser cada vez más erráticas y peligrosas tanto para su integridad física como mental, exponiendo con mayor frecuencia su cuerpo y su propia seguridad a cambio de un poco de atención y validación en línea.
El gran stream final.
En la madrugada del 24 de noviembre de 2013, Rorochan comenzó una transmisión en vivo en la plataforma F2C bajo el título ‘Oscuridad’. Aunque no hay fuentes oficiales que corroboren la información sobre esta transmisión, aparentemente es de los pocos streams de los que se pudo recuperar el chat en vivo, lo que permite conocer la naturaleza de la comunidad de seguidores de Rorochan. Según la poca información disponible sobre lo ocurrido ese día, su chat se mostraba dividido: por un lado, había seguidores preocupados porque la joven estuviera transmitiendo durante la madrugada, y por otro, algunos se dedicaron a dejarle comentarios inapropiados u ofensivos.
Durante el stream se podía ver a Rorochan utilizando una mascarilla para cubrir parte de su rostro, con un comportamiento más agitado y nervioso de lo normal, repitiendo en varias ocasiones que tenía miedo. A diferencia de sus transmisiones habituales que tenían lugar en su habitación, o de algunas excepciones en exteriores, esta vez Rorochan se encontraba en uno de los rellanos de planta de la escalera de emergencia de su edificio. Los espectadores del chat comenzaron a retarla, incrédulos y con la falsa certeza de que no lo haría. El móvil con el que Rorochan se encontraba haciendo la transmisión cayó al suelo, posteriormente se escuchó un fuerte golpe, la transmisión siguió en completo silencio durante cinco minutos más. En esos momentos todos los espectadores estaban confundidos y en esos cinco minutos no hubo más burlas, comentarios ofensivos o bromas.
Se dice que alrededor de las 3:50 de la madrugada una mujer encontró el cuerpo de Rorochan aún con vida, llamó a la policía y estos últimos fueron los que contactaron con el servicio de emergencias. Según algunas fuentes, tres horas más tarde Rorochan fue declarada muerta. Pese a que se supone que se cubrió esta noticia en un canal de televisión japonés, no hay realmente información o investigaciones oficiales al acceso público debido a las leyes japonesas sobre este tipo de situaciones.
Para que podamos comprender algo mejor todo esto debemos tener en cuenta una serie de factores que rodean el caso. Por un lado, tenemos el hecho de que todo el contenido acerca de Rorochan es considerado en internet como «Lost Media» es decir, que la información que hay proviene mayormente de foros o archivos recuperados a lo largo del tiempo y que la mayoría de narraciones acerca de los hechos son consideradas como relatos no oficiales, por otro lado, debemos tener en cuenta que en Japón existe una ley de censura frente a casos de suicidio llamada «Jisatsu Taisaku Kihon Hō » (Ley de Prevención del Suicidio y Apoyo a los Supervivientes del Suicidio) la cual implica ciertas restricciones en la forma en que los medios de comunicación, como la televisión, informan acerca de este tema.
La idea de estas restricciones es principalmente evitar lo que se conoce como efecto Werther, algo que ya afectó a Japón en 1986 con la cobertura mediática del caso de suicidio de Yukiko Okada, una idol y actriz japonesa muy popular en el país durante los 80. El efecto Werther es un fenómeno observado en el que la cobertura mediática de un suicidio, especialmente si es muy detallada o sensacionalista, puede inspirar a otras personas vulnerables a seguir el mismo camino. Tras la muerte de Yukiko Okada hubo una ola de imitaciones entre sus fanáticos, que posteriormente se conocería como «síndrome de Yukiko».
Si bien el trágico suicidio de Yukiko Okada no está estrechamente relacionado con la «Ley de Prevención del Suicidio y Apoyo a los Supervivientes del Suicidio» de Japón, sí fue uno de los sucesos destacados que contribuyó a la reflexión social y pública sobre los temas de salud mental y su cobertura en los medios. Es por esto que el caso de Rorochan, así como muchos otros, no son cubiertos de forma mediática en Japón o tienen una cobertura muy pobre.
«Ruru-chan no Jisatsu Haishin»: La Melodía Oscura que Capturó la Tragedia de Rorochan.
El 8 de enero del 2020 se publicó el videoclip oficial de la canción «Ruru-chan no Jisatsu Haishin» (El show de suicidio en vivo de Ruru) del grupo de rock japonés Shinsei Kamattechan, que si eres fan del anime conocerás por el opening 6 de Shingeki No Kyojin: «My War».
La canción de «Ruru-chan no Jisatsu Haishin» nos presenta a Ruru, una joven con ideaciones suicidas, descrita como alguien que se siente atrapada en un ciclo de angustia emocional y mental. En este contexto, el suicidio no se percibe como un acto final, sino también como un acto de desesperada búsqueda de atención. Ruru busca que alguien, incluso un extraño, la note. Es por esto que decide hacer de su suicidio un espectáculo público en el que sus seguidores son testigos, pero no hay una red de apoyo real para ella. El suicidio de Ruru es tratado en la canción como un acto impulsado por la desesperación. Uno de los puntos más tristes y oscuros de la canción es la sensación de deshumanización de Ruru. Aunque está buscando atención, no parece haber nadie genuinamente interesado en ella, solo observadores que consumen su dolor como un espectáculo. Ruru parece estar rodeada de personas, pero al mismo tiempo, completamente sola.
La canción incluye referencias que parecen aludir a la historia de Rorochan, como la mención de saltar frente a un tren y la referencia al FBI, que podría interpretarse como una metáfora de la censura en torno a su caso.
También hay varios momentos en los que se mencionan gatos: «Bailé un vals con los gatos callejeros», «Una bruja que puede hablar con los gatos callejeros», «En el tejado, con los gatos» estas referencias son, de lejos, bastantes complicadas de entender fuera de la cultura japonesa, y si bien no estoy completamente segura de haber podido encontrar la información correcta sobre esto, parece que el término 野良猫 noraneko (gato callejero), se utiliza metafóricamente en Japón para referirse a personas que operan desde el anonimato y se aprovechan de los usuarios más vulnerables. Algo parecido, y recalco el parecido, a lo que entendemos como un trol de internet, ya que a diferencia de lo que comprendemos como un trol, en algunos casos los noraneko tienen connotaciones más oscuras. Si este significado es correcto, la mención a los ‘noraneko’ en la canción podría reflejar tanto la búsqueda de consuelo en un entorno hostil como una crítica a cómo estas figuras, aunque aparentan ser amigables, en realidad pueden contribuir a la degradación emocional de alguien vulnerable.
La canción generó opiniones divididas en internet. Para algunos, es una burla que minimiza el caso de Rorochan, mientras que otros la ven como un homenaje y una denuncia sobre la sobreexposición a las redes, un problema que afecta a los usuarios de internet en la actualidad.
Realmente es muy fácil encontrarnos ante la disyuntiva de si abordar este tipo de problemas es beneficioso, o por lo contrario una forma de vanagloriar el suicidio y los problemas mentales. La censura con respecto a la salud mental, más concretamente al suicidio o las ideas suicidas, sigue siendo tan grande a nivel global que en la mayoría de casos es complicado poder encontrar información o apoyo. Hablar de ello abiertamente, no en redes sociales, sino con cualquier persona cercana, se hace pesado y complicado, porque se trata de un tema difícil de entender desde fuera si no se tienen los conocimientos necesarios o las herramientas adecuadas.
Es cierto que actualmente hasta podemos encontrar en plataformas como Tiktok contenido que trata de concienciar sobre el suicidio y alentar a los usuarios a pedir ayuda. Sí, a día de hoy hay representación sobre este tema en anuncios, series, películas, literatura… Pero en muchas ocasiones la forma de abordarlo no es la adecuada, generando que la obra acabe por romantizar el suicidio en lugar de conseguir concienciar sobre él. Un claro ejemplo de esto es la serie «Por trece razones» que abordó el tema de una forma tan desafortunada que puede dar la impresión de que el suicidio es una forma de castigo o reivindicación, un mensaje muy peligroso para los espectadores vulnerables.
Personalmente considero muy problemático que personas que no están bien informadas, y a las que nunca se les ha cruzado seriamente la idea de abandonar la existencia como última solución a sus problemas, quieran crear cualquier tipo de contenido u obra sobre este tema. Al mismo tiempo tampoco creo que se deba censurar tan duramente todo lo relacionado con el suicidio, hasta el punto de que muchos casos ni siquiera sean conocidos.
De la misma manera que se pueden encontrar casos en la cultura pop en los que el suicidio se abordó de forma incorrecta, también hay otras obras, como es el caso del manga «The Hanging Balloons» de Junji Ito, en el que realmente si se trata con respeto y de una forma adecuada, de hecho este manga afronta el suicidio como una verdadera (y literal) pesadilla que persigue y acosa a las personas de forma incansable.
Otra obra que, si bien puede ser más controversial, creo que sí trata de una forma adecuada temas de salud mental y más concretamente la necesidad de validación en internet y la exposición al mismo, es el videojuego «Needy Girl Overdose», el cual expone la fragilidad emocional de las personas jóvenes que buscan aceptación y cómo las redes sociales pueden actuar como catalizadores de estos problemas.
A esto hay que sumarle un ínfimo detalle y es que los algoritmos de las redes sociales funcionan muy bien en la mayoría de casos, por los que exponen de una forma repetitiva a las personas vulnerables a contenido relacionado con sus propios problemas porque ¿Quién no entró a Tiktok en la madrugada buscando memes y salió con los traumas bien revueltos?
Este tipo de representaciones y sus efectos en la percepción colectiva pueden ser peligrosas cuando se muestran sin un enfoque responsable. La exposición constante a estas temáticas, especialmente cuando se presentan como una forma de escape o una solución a los problemas, puede normalizar el suicidio o incluso desensibilizar al público ante la gravedad de la salud mental. Es importante que los medios de comunicación, desde la música hasta los videojuegos y, principalmente las redes sociales, asuman una mayor responsabilidad a la hora de tratar estos temas, proporcionando una representación más honesta, empática y, sobre todo, respetuosa de las realidades que enfrentan aquellos que atraviesan estos problemas.
Dicho esto, si estás pensando abordar de cualquier forma temas de salud mental en línea, arte o cualquier otro medio, considera profundamente qué tipo de mensaje quieres dar y cómo eso puede afectar a las personas a las que llegue. Nunca sabemos por lo que alguien más puede estar pasando y, aunque quizá no seamos conscientes del todo nuestra presencia en la vida de los demás puede generar mucho más impacto del que creemos. Y en el caso de que seas tú quién esté pasando por un mal momento, si bien en internet hay información sobre salud mental, no es el mejor medio para encontrar una orientación confiable. Sin embargo, sí puede ser un medio muy útil para encontrar ayuda profesional.
Si te sientes abrumado/a o en riesgo, te animo a que busques apoyo. Hay muchos profesionales y servicios dispuestos a ayudarte. Por ejemplo, en muchos países existen líneas de prevención del suicidio. En España, puedes contactar con la Línea 024, el Teléfono de la esperanza: 717 00 37 17, o Cruz Roja: 900 107 917. También puedes acceder a la página web de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio que ofrece recursos y orientación sobre cómo contactar con profesionales y obtener ayuda.
Si estás en otro lugar, por favor, busca recursos locales que puedan brindarte el apoyo que necesitas. Recuerda que pedir ayuda es un paso valiente y que no estás solo/a.
Si llegaste hasta el final del artículo, te agradezco enormemente por leer hasta aquí. Sé que este tema puede ser denso y que el artículo contiene muchos datos, por lo que probablemente no sea la lectura más ligera que hayas hecho hoy. Llevo meses trabajando en este contenido, buscando la mejor manera de expresarlo con respeto y claridad. No soy una profesional de la salud mental, así que espero haber logrado transmitir el mensaje de la mejor forma posible. Muchas gracias nuevamente por tu lectura.